Nada te faltará junto a él

27 Oct

Juan era un muchacho atormentado por los golpes de su infancia y una de esas noches combativas en las que el demonio vigila vino a mí a buscar consejo y en su vulnerable desahogo me aproveché de su dolor.  Ni modo, esto es la vida; pensé al hacer a un lado el cuerpo húmedo de Juan, así lo hicieron también conmigo y el circulo jamás se cierra.  Al despertar él se acercó a mi almohada para confesarme que había dos seres en su alma; un chamuco que le pedía permanecer conmigo y un ángel, voz de Dios, que le imploraba huir.  Sus ojos me iluminaban como fogatas en el invierno de un bosque y sus manos eran cunas preparadas para el llanto de mi libertinaje.  Antes de poder siquiera hablar, vi como mi amigo era tragado por el alba y una puerta como sepultura se cerraba tras de él oscureciendo cada vez más la habitación.  Volví a mis sueños infernales de relámpagos que anuncian truenos y aquel día apenas comenzaba.  Ni modo, esto es la vida; otro más que me abandona por seguir al hermoso impostor.

A ciertas horas

22 Oct

A ciertas horas, de ciertos días, de ciertas rutas, se da el milagro del deseo.  Cedo mi lugar privilegiado junto a la ventana para abandonarme a la muchedumbre del corredor.  Y el camión se mece.  Nalgas, manos, chichis, panochas, vergas; sería mejor si el sol les diera.  Me comprimo y me reintegro a la masa que alguna vez me arrojó,  tarde o temprano todos regresamos al centro de una estrella.

He venido a pedirte perdón

17 Oct

(Un homenaje a Juan Gabriel)

 Siempre estuve destinado a ser así.  A los diez años veía pornografía en casa del vecino y en las historietas dibujaba con prismacolor grandes vergas chorreantes sobre el tierno Archie, o con tetas mucho más jugosas que las de Verónica, pezón de pivote.  Con el tiempo sentí un incendiado abismo del ombligo al recto capaz de igualar todas las sofocantes canículas juntas que hay desde la concepción del universo.  Dolorosamente virgen e iniciado en la brama seguí por los senderos de la calentura, desatando los nudos de mi ignorancia y dispuesto a aprender el arte de darse a quien lo pidiera.  Busqué por los callejones viejos la cantina Babilonia, decían que había hombres que compraban hombres y que los que se vendían bailaban cumbias, de la que se danza como ritual pre coito.  Entré al tugurio y el humo me abrazó en la bienvenida, enredándose en mí cuerpo como vómito de semen, la helada cerveza corría por todas las gargantas como río generoso de sueños y decepciones.  El congal se mecía tripón de maricones, delincuentes, vendedores de semillas y limosneros indígenas, amorfos travestis dueños de su territorio marcado con orinado sudor testicular. Olía a rastro carnicero perfumado con pachuli y heroína.  Había entrado al purgatorio, calor anal.  Me sentía incubado en los ovarios de la tierra, pegajoso por el bochorno de ser feliz por primera vez.  Antes de entrar al baño me detuve en la barra y hasta la orilla contemplé la figura roja tornasol del ebrio imitador de Juan Gabriel.  Me senté a su lado y le dije que me regalara una cerveza, de inmediato volteó y sonrió.  Pidió dos caguamas y un vaso desechable.  Desgarbado y con botines rotos de los lados sacaba de vez en cuando un pequeño perfume de muestra con el que duraba largo rato pasándolo por su cuello mientras me daba la bolsita de coca para que me la fuera a meter al baño. De repente hablaba solo, se empinaba la caguama y le seguía un altanero balbuceo, como sosteniendo una glamorosa discusión con el espejo.  Te pareces tanto a mí le gritaba a los mayates. Mis ojos tristes, mis ojos tristes les escupía burlón a carcajadas a las meseras manfloras.  Berreaba casi todas las canciones que ponían en la rockola y bailamos a tumbos cumbias y huarachas.  Toda la noche estuvo agitando la energía del cosmos con sus gritos de violenta dama y desató una gresca cuando le apretó de más la verga a un militar.  Y yo desde mi aburrida existencia, no hacía otra cosa más que envidiar su libertad de fiera en la jungla.  Su temperamento era un demonio emparentado con los altos rangos del infierno.  Sólo él podía tragar la tierra, besar verdaderamente el agua y abrazar un cuerpo incrustado de navajas con todo el amor más puro que un ser con tantos mundos puede dar.  Podía imaginarlo peinando los cabellos de su madre moribunda y maquillando sus últimos gestos.  Dieron las seis y antes de abandonarla Babilonia, puse mis labios casi besando su oído y le pedí que me perdonara porque me iba a llevar su celular y su cartera.  Él ya había hecho su trabajo, yo tenía que hacer el mío.  Me di la vuelta y me fui en el aclarecer de la madrugada, mientras que él, sereno reposaba su cabeza sobre la barra, con los ojos en blanco, como viendo hacia dentro de sí mismo para escapar de la infecciosa locura de los demás.

 

“He venido a pedirte perdón” Texto publicado en Querido. Homenaje a Juan Gabriel, Compilación de Luis Felipe Fabre, Inti García Santamarina y Karen Plata, Ediciones Mantarraya, México, 2010

 

http://www.jornada.unam.mx/2010/10/16/cultura/a05n2cul

CONFESIÓN

10 Oct

 

¿Quieres más o te guiso un huevo?

De mi vida hay muchas cosas que ya no las recuerdo y a lo único que puedo aspirar con estas líneas es a la presunción y no al remordimiento.  Sólo sé que fui un niño al que nunca le importó la opinión de los demás, que olía los calzones de sus primos a escondidas mientras jugaba a coleccionar estampitas de vírgenes y santos. Obediente frente al dinero y grosero a las obligaciones. Lucido, morboso, inseguro y convenenciero.  De esos días hasta hoy no creo haber cambiado mucho, al contrario, le he ido agregando más letanías a mi rosario. Soy obsesivo y soy voluble. Evadido, neurótico y egoísta. Voluntarioso, distraído, posesivo y paranoico.  Engreído, pervertido, tosco. Cada día más intolerante. Burlón, jodón, rencoroso, vanidoso, indolente y exhibicionista. Simulacro de artista y torcido espiritual. Como alcohólico, un fracaso. Como drogadicto, controlado.  Como homosexual, insatisfecho.  Como genio, ni siquiera lo he intentado. Corazón de puta, alma de travesti, semblante de lesbiana.  Degusto de pichones desangrados y devoro suculentos filetes de chacal.  Me excitan los baños públicos y el olor a petróleo y gasolina.  Aplaudo a Dios desde los brazos del Diablo y fácilmente confundo libertad con inconsciencia. Soy mierda, sudor y semen.  Y soy endemoniadamente encantador.  Qué más da lo que antes he hecho si lo único que importa es la consecuencia de todo esto.  Arrepentirse es de amenazados cobardes y atolondrados enamorados.  Soy el que soy y lo seguiré siendo.  Contigo, sin ti, con todos y sin nadie.  La soledad es pura falta de imaginación y los corazones pertenecen a los cuchillos de los carniceros.  Me río de los que dicen que aman locamente porque ignoran que jamás saldrán vivos de allí.  Soy un fantasma que no busca la luz, un aspirante a hombre, una vulgar idea que en un instante se perderá en el aire.  Me llaman Jesús, mi rey, puto, cabrón y pendejo, y cuando no cojo padezco el insoportable poder de llegar a ser mi peor enemigo.  En pocas palabras me merezco y soy digno de mí.

Ana Laura

6 Oct

Una paloma entre los buitres abre sus alas

lagrimas de plomo, besos de pólvora.

Te vi por vez primera y te vi hermosa

hasta el grado de ser protagonista de mi primer

poema a una mujer.

Yo tan puto, tan joto, tan puerco hasta el asco

te dedico estas líneas empapadas de dolor y ternura

con el mismo barro con el que fueron creados

los corazones de los atormentados.

Un problemita fue el amor

junto a la gran tragedia de tu belleza,

majestuosa y soberbia como

el estruendo de cien cascadas.

Naciste con el signo del mal

que da los ojos de esmeralda

y la mentira del futuro

tatuada en tus labios de carmín.

Aquella tarde me dijiste no te preocupes

nadie habrá de corrernos de aquí,

a pesar de las balas y de los secuestros

y de lo estúpido de esta guerra

nadie va a hacer que nos vayamos de aquí.

Que llores más es imposible

hay océanos esperando una gota para derramarse

y este mundo es demasiado niño

como para saber de argumentos

y justificar su naturaleza

de prisión salvaje.

Dios es un arma,

principio y fin de todas las cosas.

Dios es un grito,

el suplicio encadenado al calabozo

del tiempo.

No hay vuelta atrás en el camino

levanta bien tu rostro y ve al armario

por una de tus cuatro mil sonrisas

sólo las almas inferiores mueren para siempre

pero tus ojos…

es que tus ojos,

feroz jauría de estrellas

en la silenciosa tempestad de una noche que aún no acaba.

Prende un cigarrillo y ordena la copa más costosa,

la niña de papá no volverá a tener miedo jamás.

 

La Madrugada

4 Oct

“Como persona nunca has valido la pena, pero como artista aún puedes intentarlo…”  Antes de salir a la calle a asesinar extraños lavo mi rostro ante un espejo y me vienen a la mente las injurias y maldades que sin discriminación he hecho, (no te quejes pinche joto, también acuérdate de lo demás…) en ese instante acaba mi tristeza porque acepto el contragolpe, cierro la llave del lavabo, busco entre el muladar cualquier libro, una biblia, y amanezco otra vez en el jardín viendo hacia el muro blanco.  A pesar de todo ha valido la pena llegar a la casilla treinta y tres, la edad en la que abandonan a los Jesúses, el número de la buena o mala suerte según las estadísticas de los suicidios y la lista de matrimonios fallidos en los edictos públicos.  “Ah, pero como artista…” ese título jodido, me dijiste, es lo único que puedes decir que es tuyo, tu único regalo, algo que en el diccionario se puede buscar y encontrar con la definición y las características de lo que significa el verdadero amor, el amor propio.  La certeza del vacío postra un mundo abierto de piernas y la oportunidad de violarlo, es la ley de la creación. Y es por eso, por el insoportable insomnio, por el delirio hecho costumbre y por las palabras que de repente olvido, que hoy de una patada me levantas de la cama y antes de cerrar la puerta escucho tu último consejo: Aquí no acaba la vida compañero, hay que seguir buscando… El veneno siempre será el antídoto para no dejarse caer en las fauces del martirio.  Hay que seguir buscando.